El síndrome de Capgras es algo muy extraño. Va, en realidad el extraño no es el síndrome sino tu padre.
Esta enfermedad se caracteriza porque las personas que la padecen comienzan a sentir que sus seres queridos son en realidad farsantes, sienten que son otras personas que se están haciendo pasar por los verdaderos amigos o familiares (creen por ejemplo que su padre fue secuestrado y que el que tienen en su casa es un doble, un simulador). Créanme, algunas enfermedades neurológicas parecen de novela de terror, pero les aseguro que suceden realmente.
¿Pero qué pasa en el cerebro de estas personas? ¿Cómo se puede explicar un síntoma tan particular?
Cuando observamos una cara hay, al menos, dos grandes circuitos que se encienden en nuestro cerebro. Uno es el del reconocimiento “objetivo” de esa cara; las neuronas de este circuito procesan la información visual acerca de los rasgos particulares del rostro (la nariz, el color de los ojos, etc.). El otro circuito que se enciende es un circuito “emocional” (sistema límbico). Aquí, las neuronas procesan todas las emociones que tenemos asociadas a esa cara que estamos mirando (emociones que se fueron gestando por las distintas memorias que guardamos de esa persona).
Lo que se descubrió es que justamente en estos pacientes con el síndrome de Capgras, el circuito visual “objetivo” está intacto (pueden reconocer que visualmente la persona que tienen en frente es similar a su padre), pero tienen dañado el circuito que procesa el contenido emocional de esa cara.
Entonces surge la incongruencia: la vía neuronal del contenido objetivo de la cara del padre, que antes se “encendía” siempre junto con un determinado circuito emocional (obviamente no rígido), ahora pasa a activarse sola y se pierde esa asociación tan fuerte entre ambos caminos. La idea de los neurocientíficos es que el cerebro no puede tolerar esta falta de coherencia, y ahí aparece la solución que encuentra nuestra mente: la persona que tenemos en frente no es nuestro verdadero padre (es una explicación “racional” que explicaría esa falta de activación límbica).
Hay muchas cosas interesantes en esta enfermedad, una es la forma que encuentran algunos padres para volver a conectarse emocionalmente con un hijo que sufre el síndrome de Capgras: se van a la habitación de al lado y lo llaman por teléfono (la vía auditiva está intacta, incluso la auditiva que va hacia las zonas “emocionales”). Otra rareza es que existe la enfermedad complementaria: la “ceguera facial” que consiste en que la gente no puede reconocer los rasgos de las caras aunque sí se mantienen las respuestas emocionales.
Este artículo que escribí está basado en la nota "alien friends"de Scientifican American Mind 16:58-63, 2005.
"Capgras Syndrome: A Novel Probe for Understanding the Neural
Representation of the Identity and Familiarity of Persons. "William
Hirstein and Vilayanur S. Ramachandran in Proceedings of the Royal
Society of London B, Vol. 264, pages 437–444; 1997.
"Capgras Delusion: A Window on Face Recognition". Hadyn D. Ellis and
Michael B. Lewis in Trends in Cognitive Sciences, Vol. 5, No. 44,
pages 149–156; April 2001.
“Alien friends” Thomas Grunter and Ulrich kraft. Scientifican american mind 2005
Esta enfermedad se caracteriza porque las personas que la padecen comienzan a sentir que sus seres queridos son en realidad farsantes, sienten que son otras personas que se están haciendo pasar por los verdaderos amigos o familiares (creen por ejemplo que su padre fue secuestrado y que el que tienen en su casa es un doble, un simulador). Créanme, algunas enfermedades neurológicas parecen de novela de terror, pero les aseguro que suceden realmente.
¿Pero qué pasa en el cerebro de estas personas? ¿Cómo se puede explicar un síntoma tan particular?
Cuando observamos una cara hay, al menos, dos grandes circuitos que se encienden en nuestro cerebro. Uno es el del reconocimiento “objetivo” de esa cara; las neuronas de este circuito procesan la información visual acerca de los rasgos particulares del rostro (la nariz, el color de los ojos, etc.). El otro circuito que se enciende es un circuito “emocional” (sistema límbico). Aquí, las neuronas procesan todas las emociones que tenemos asociadas a esa cara que estamos mirando (emociones que se fueron gestando por las distintas memorias que guardamos de esa persona).
Lo que se descubrió es que justamente en estos pacientes con el síndrome de Capgras, el circuito visual “objetivo” está intacto (pueden reconocer que visualmente la persona que tienen en frente es similar a su padre), pero tienen dañado el circuito que procesa el contenido emocional de esa cara.
Entonces surge la incongruencia: la vía neuronal del contenido objetivo de la cara del padre, que antes se “encendía” siempre junto con un determinado circuito emocional (obviamente no rígido), ahora pasa a activarse sola y se pierde esa asociación tan fuerte entre ambos caminos. La idea de los neurocientíficos es que el cerebro no puede tolerar esta falta de coherencia, y ahí aparece la solución que encuentra nuestra mente: la persona que tenemos en frente no es nuestro verdadero padre (es una explicación “racional” que explicaría esa falta de activación límbica).
Hay muchas cosas interesantes en esta enfermedad, una es la forma que encuentran algunos padres para volver a conectarse emocionalmente con un hijo que sufre el síndrome de Capgras: se van a la habitación de al lado y lo llaman por teléfono (la vía auditiva está intacta, incluso la auditiva que va hacia las zonas “emocionales”). Otra rareza es que existe la enfermedad complementaria: la “ceguera facial” que consiste en que la gente no puede reconocer los rasgos de las caras aunque sí se mantienen las respuestas emocionales.
Este artículo que escribí está basado en la nota "alien friends"de Scientifican American Mind 16:58-63, 2005.
"Capgras Syndrome: A Novel Probe for Understanding the Neural
Representation of the Identity and Familiarity of Persons. "William
Hirstein and Vilayanur S. Ramachandran in Proceedings of the Royal
Society of London B, Vol. 264, pages 437–444; 1997.
"Capgras Delusion: A Window on Face Recognition". Hadyn D. Ellis and
Michael B. Lewis in Trends in Cognitive Sciences, Vol. 5, No. 44,
pages 149–156; April 2001.
“Alien friends” Thomas Grunter and Ulrich kraft. Scientifican american mind 2005
1 comentario:
hola... que loco!!!! a que edad sucede?? es muy poco frecuente??? contame mas.... te quiero
pd:saludos de mat!
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