Más vale no esperar nada del futuro (W. Schultz parte II)

(lo escribo cortito porque me estoy quedando dormida)
El mismo autor que contaba antes estudió cómo son los mecanismos de la expectativa de la recompensa en las neuronas dopaminérgicas (que están asociadas también a los estímulos placenteros y a las adicciones).
Lo que ocurre es muy interesante (y muy zen).
Estas neuronas dopaminérgicas “del placer” se activan cuando llega sorpresivamente un estímulo apetitivo. Pero lo interesante es que, si tenemos la expectativa de que algo bueno llegará en el futuro, ¡también se activan a lo loco! (o sea, no sólo responden a algo real del presente sino también a algo ilusorio del futuro).
Ahora bien, acá ocurre algo alucinante. Si efectivamente estamos a la espera de algo bueno, como dijimos antes se generará toda esta activación del “placer neuronal”; pero ésta no es gratuita, es a costa de algo. Cuando el objeto de deseo llega y se hace real, ya las neuronas no se activan como antes (cuando llegaba por sorpresa y sin expectativas), se quedan en un nivel de actividad basal. El precio que se paga por la motivación hacia el futuro parece caro: se pierde el presente. El shock de felicidad se desplazó en el tiempo.
Acá va la frutilla de la torta: si estamos en este mismo caso (liberación de todo el cocktail del placer ante la expectativa futura de algo bueno) y lo que esperamos NO llega en el momento indicado, entonces la liberación de dopamina se deprime absolutamente a menores mucho más bajos incluso que los basales (¿el mecanismo de la frustración quizá?).

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