No voy a contarles grandes aspectos de la vida social de las abejas, para eso está Maeterlinck que lo hace de la manera más hermosa posible.
Les quiero contar unos trabajos que escuché en una charla de Martín Giurfa que me impresionaron bastante.
Martín estaba contando cómo pueden las abejas abstraer reglas del entorno. Sí, así como lo oyen, las abejas tienen un poder de abstracción total, parecido al que tenemos nosotros cuando hacemos matemáticas, o cuando comprendemos las reglas gramaticales; en definitiva cuando sacamos un “orden” de las cosas desparramadas, cuando las podemos englobar en un conjunto y entender la regla que lo rige .
Las abejas, por ejemplo, pueden abstraer el concepto de “simetría” (o sea, más allá de que estén viendo algo por primera vez, pueden darse cuenta si está en el conjunto de los objetos simétricos o no). También hacen lo mismo con la idea de “igualdad” o de “diferencia”.
¿Cómo se estudia esto en la abeja? Vamos a usar el ejemplo de la simetría (los experimentos para estudiar la abstracción de la igualdad o la diferencia son similares).
Se le presentan a la abeja tres figuras, dos de ellas asimétricas y una simétrica. Siempre se pone comida (agua con azúcar) junto con la simétrica y nunca con las asimétricas. Esto se hace muchas veces y siempre con figuras distintas. Lo importante de este experimento (y lo que lo distingue de un clásico condicionamiento pavloviano) es que las figuras siempre cambian, lo único que tienen en común las que están acompañadas de alimento es que son simétricas, pero las formas son siempre nuevas. Luego de una cantidad de “entrenamientos” la abeja termina comprendiendo cuál es la idea: llega al sitio y no pierde tiempo merodeando por las figuras asimétricas, va directo a la simétrica porque sabe que ahí es donde estará la comida (de nuevo, aunque sea una figura que nunca haya visto antes). O sea: pudo abstraer la idea de la simetría como característica en común de todos esos dibujos que tenían recompensa alimenticia. Si viesen las figuras comprobarían que no es algo trivial, entender esto requiere un procesamiento complejo; es algo parecido a esos ejercicios de test de inteligencia para los humanos donde también hay que sacar atributos en común de las figuras (no sé quién lo haría más rápido, si una abeja o un humano).
Esto ya es bastante interesante, pero quizá lo que más me cautivó de la charla fueron unas pequeñas figuras donde se veía que el aprendizaje no era gradual; o sea, no era una forma lineal que iba creciendo, sino que las abejas estaban un tiempo respondiendo “by chance” (iban indistintamente a cualquier figura) hasta que, repentinamente en el 7mo ensayo, subían a otro nivel donde ahora la figura claramente preferida era la simétrica (o sea, habían aprendido de golpe la regla). Esto me resultó totalmente cautivante, me hizo pensar en que en realidad estos bichos podrían estar probando “categorías” en un orden determinado y constante entre todas las abejas (porque todas tienen esta curva de aprendizaje parecida, con el salto abrupto en el 7mo ensayo!). Me explico: quizá en el primer ensayo piensen “ah, lo que tienen en común las que tienen comida es que tienen una forma circular”, luego, en el segundo intento (donde ya vieron que lo de circular no era el atributo) podrían probar con otra caracterísitica y así sucesivamente hasta que, en el 7mo intento prueban con la simetría (y en este caso es cuando dan con el clavo.) Los misterios del número 7.
Cuando estaba cursando análisis matemático en la carrera, antes de un parcial, tuve un sueño muy lisérgico: soñé con la idea del “factor común”. En el sueño (aparte de “sentir” esta idea de forma abstracta) yo veía muchas casas desde arriba (como si estuviese volando) y a todas les veía un televisor. O las casas no tenían techo o yo las veía a trasluz, pero la cuestión es que podía ver todo el interior mientras volaba. Y lo que yo hacía era lo siguiente: agarraba 1 televisor, lo ponía fuera de todas las casas y ponía un paréntesis que las englobaba (y el televisor fuera del paréntesis). Así, yo sacaba como factor común la tele y lo multiplicaba por todas las casas (que ahora ya no tenían tele dentro).
Así como en mi sueño extraje la tele como objeto que tenían en común esas casas, las abejas tienen la capacidad de guardar todos los atributos de lo que ven (por poner el ejemplo visual nomás) para luego extraer lo que tienen en común un subgrupo de objetos. Es un procesamiento muy interesante y se está estudiando qué neuronas (y cómo) lo hacen (sí, las neuronas de la abeja).
Extra muy gracioso:
Miren la pieza histórica que acabo de encontrar acerca del número siete en nuestras capacidades cognitivas:
http://psychclassics.yorku.ca/Miller/
Así empieza la nota:
“The Magical Number Seven, Plus or Minus Two: Some Limits on our Capacity for Processing Information. George A. Miller (1956) Harvard University
My problem is that I have been persecuted by an integer. For seven years this number has followed me around, has intruded in my most private data, and has assaulted me from the pages of our most public journals. This number assumes a variety of disguises, being sometimes a little larger and sometimes a little smaller than usual, but never changing so much as to be unrecognizable. The persistence with which this number plagues me is far more than a random accident. There is, to quote a famous senator, a design behind it, some pattern governing its appearances. Either there really is something unusual about the number or else I am suffering from delusions of persecution. “
Y miren cómo termina:
“And finally, what about the magical number seven? What about the seven wonders of the world, the seven seas, the seven deadly sins, the seven daughters of Atlas in the Pleiades, the seven ages of man, the seven levels of hell, the seven primary colors, the seven notes of the musical scale, and the seven days of the week? What about the seven-point rating scale, the seven categories for absolute judgment, the seven objects in the span of attention, and the seven digits in the span of immediate memory? For the present I propose to withhold judgment. Perhaps there is something deep and profound behind all these sevens, something just calling out for us to discover it. But I suspect that it is only a pernicious, Pythagorean coincidence. “
Ahora le podemos agregar los siete intentos de la abeja hasta llegar a la simetría.
Les quiero contar unos trabajos que escuché en una charla de Martín Giurfa que me impresionaron bastante.
Martín estaba contando cómo pueden las abejas abstraer reglas del entorno. Sí, así como lo oyen, las abejas tienen un poder de abstracción total, parecido al que tenemos nosotros cuando hacemos matemáticas, o cuando comprendemos las reglas gramaticales; en definitiva cuando sacamos un “orden” de las cosas desparramadas, cuando las podemos englobar en un conjunto y entender la regla que lo rige .
Las abejas, por ejemplo, pueden abstraer el concepto de “simetría” (o sea, más allá de que estén viendo algo por primera vez, pueden darse cuenta si está en el conjunto de los objetos simétricos o no). También hacen lo mismo con la idea de “igualdad” o de “diferencia”.
¿Cómo se estudia esto en la abeja? Vamos a usar el ejemplo de la simetría (los experimentos para estudiar la abstracción de la igualdad o la diferencia son similares).
Se le presentan a la abeja tres figuras, dos de ellas asimétricas y una simétrica. Siempre se pone comida (agua con azúcar) junto con la simétrica y nunca con las asimétricas. Esto se hace muchas veces y siempre con figuras distintas. Lo importante de este experimento (y lo que lo distingue de un clásico condicionamiento pavloviano) es que las figuras siempre cambian, lo único que tienen en común las que están acompañadas de alimento es que son simétricas, pero las formas son siempre nuevas. Luego de una cantidad de “entrenamientos” la abeja termina comprendiendo cuál es la idea: llega al sitio y no pierde tiempo merodeando por las figuras asimétricas, va directo a la simétrica porque sabe que ahí es donde estará la comida (de nuevo, aunque sea una figura que nunca haya visto antes). O sea: pudo abstraer la idea de la simetría como característica en común de todos esos dibujos que tenían recompensa alimenticia. Si viesen las figuras comprobarían que no es algo trivial, entender esto requiere un procesamiento complejo; es algo parecido a esos ejercicios de test de inteligencia para los humanos donde también hay que sacar atributos en común de las figuras (no sé quién lo haría más rápido, si una abeja o un humano).
Esto ya es bastante interesante, pero quizá lo que más me cautivó de la charla fueron unas pequeñas figuras donde se veía que el aprendizaje no era gradual; o sea, no era una forma lineal que iba creciendo, sino que las abejas estaban un tiempo respondiendo “by chance” (iban indistintamente a cualquier figura) hasta que, repentinamente en el 7mo ensayo, subían a otro nivel donde ahora la figura claramente preferida era la simétrica (o sea, habían aprendido de golpe la regla). Esto me resultó totalmente cautivante, me hizo pensar en que en realidad estos bichos podrían estar probando “categorías” en un orden determinado y constante entre todas las abejas (porque todas tienen esta curva de aprendizaje parecida, con el salto abrupto en el 7mo ensayo!). Me explico: quizá en el primer ensayo piensen “ah, lo que tienen en común las que tienen comida es que tienen una forma circular”, luego, en el segundo intento (donde ya vieron que lo de circular no era el atributo) podrían probar con otra caracterísitica y así sucesivamente hasta que, en el 7mo intento prueban con la simetría (y en este caso es cuando dan con el clavo.) Los misterios del número 7.
Cuando estaba cursando análisis matemático en la carrera, antes de un parcial, tuve un sueño muy lisérgico: soñé con la idea del “factor común”. En el sueño (aparte de “sentir” esta idea de forma abstracta) yo veía muchas casas desde arriba (como si estuviese volando) y a todas les veía un televisor. O las casas no tenían techo o yo las veía a trasluz, pero la cuestión es que podía ver todo el interior mientras volaba. Y lo que yo hacía era lo siguiente: agarraba 1 televisor, lo ponía fuera de todas las casas y ponía un paréntesis que las englobaba (y el televisor fuera del paréntesis). Así, yo sacaba como factor común la tele y lo multiplicaba por todas las casas (que ahora ya no tenían tele dentro).
Así como en mi sueño extraje la tele como objeto que tenían en común esas casas, las abejas tienen la capacidad de guardar todos los atributos de lo que ven (por poner el ejemplo visual nomás) para luego extraer lo que tienen en común un subgrupo de objetos. Es un procesamiento muy interesante y se está estudiando qué neuronas (y cómo) lo hacen (sí, las neuronas de la abeja).
Extra muy gracioso:
Miren la pieza histórica que acabo de encontrar acerca del número siete en nuestras capacidades cognitivas:
http://psychclassics.yorku.ca/Miller/
Así empieza la nota:
“The Magical Number Seven, Plus or Minus Two: Some Limits on our Capacity for Processing Information. George A. Miller (1956) Harvard University
My problem is that I have been persecuted by an integer. For seven years this number has followed me around, has intruded in my most private data, and has assaulted me from the pages of our most public journals. This number assumes a variety of disguises, being sometimes a little larger and sometimes a little smaller than usual, but never changing so much as to be unrecognizable. The persistence with which this number plagues me is far more than a random accident. There is, to quote a famous senator, a design behind it, some pattern governing its appearances. Either there really is something unusual about the number or else I am suffering from delusions of persecution. “
Y miren cómo termina:
“And finally, what about the magical number seven? What about the seven wonders of the world, the seven seas, the seven deadly sins, the seven daughters of Atlas in the Pleiades, the seven ages of man, the seven levels of hell, the seven primary colors, the seven notes of the musical scale, and the seven days of the week? What about the seven-point rating scale, the seven categories for absolute judgment, the seven objects in the span of attention, and the seven digits in the span of immediate memory? For the present I propose to withhold judgment. Perhaps there is something deep and profound behind all these sevens, something just calling out for us to discover it. But I suspect that it is only a pernicious, Pythagorean coincidence. “
Ahora le podemos agregar los siete intentos de la abeja hasta llegar a la simetría.